La psoriasis es una enfermedad inflamatoria, sistémica y crónica que consiste en un trastorno no contagioso, que acelera el ciclo de crecimiento de las células de la piel, ocasionando áreas gruesas y escamosas. Aparecen en color rojo en zonas elevadas de la piel y se cubren con escamas blancas, mismas que pueden ocasionar picazón y dolor. En ocasiones, dichas lesiones pueden agrietarse y producir sangrados[1]
En México la psoriasis afecta aproximadamente entre un 0.1 a 2.8 por ciento de la población, y a nivel mundial existe una afectación de 125 millones de personas, así lo destaca la Fundación Mexicana para la Dermatología (FMD).[2]
La psoriasis se asocia a varias enfermedades mentales y en especial a la ansiedad y la depresión. Se estima que puede llegar a prevalencias de entre el 20 y 30%. Estos índices son superiores a los de población general, en comparación con otras enfermedades de la piel.[3]
La psoriasis suele presentarse antes de los 20 años y/o 40 años, sin embargo, también existen casos pediátricos, aunque estos suelen ser solo del 0.7 por ciento.[4]
El diagnóstico de esta afección de carácter inmunológico suele ser tardado ya que sus primeras apariciones son relacionadas con infecciones de la piel. Es necesario realizar una serie de estudios para lograr identificarla, no obstante, no hay pruebas sanguíneas ni procedimientos diagnósticos especiales.
La evolución natural de la enfermedad suele ser crónica, con apariciones intermitentes, en algunas ocasiones tarda hasta cinco años en poder ser detectada correctamente.[5]
La psoriasis puede presentar algunas afecciones comórbidas, es decir, más de un síntoma a la vez y esto hace que su control sea un tanto más complejo. En particular, los pacientes presentan un aumento de riesgo relativo de cardiopatía isquémica, accidente cerebrovascular, hipertensión, dislipidemía, diabetes, entre otros padecimientos.[6], El riesgo crece conforme a la gravedad del padecimiento.
Actualmente existe una infinidad de recetas caseras o remedios para ayudar a controlar los síntomas ocasionados por la psoriasis, sin embargo, es importante hacer caso omiso y acudir con un dermatólogo.
Aquí compartimos algunos consejos de la FMD que se pueden incorporar a la rutina diaria:[7]
Aunque aún no existe una cura para esta alteración, es posible acudir con un dermatólogo especializado en psoriasis, ya que él brindará podrá brindarte el tratamiento adecuado para poder controlarla sin perder tu calidad de vida. Actualmente, hay diferentes tratamientos complementarios específicos para cada tipo de piel como hidratantes y antiinflamatorios, estos ayudarán a aliviar el picor y a controlar la proliferación celular.[8]
En México se cuenta aproximadamente con 1921 dermatólogos, y cada uno debe cubrir una población de 67,238 personas para su atención.[9]
La recomendación sigue siendo no automedicarse y acompañar el tratamiento dermatológico con ayuda y/o terapia emocional.
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